No podemos
tolerar que se esté penalizando a los enfermos con copagos, quitando
ambulancias, reduciendo prestaciones sanitarias, recortando becas y
fondos de investigación, empeorando la calidad de la enseñanza,
eliminando los servicios sociales y reduciendo salarios, mientras
aceptamos como inevitable, como castigo divino, que las personas más
adineradas hurten de los bolsillos de todos los españoles 70.000
millones de euros año tras año.
Es bien
conocido que Déficit es igual a Ingresos menos Gastos. Pero siempre
se habla de gastos, siempre se empuña la tijera, en lugar de
encender los motores.
El Boletín
de Eurostat de 23 de abril titula: “El Déficit de la zona Euro y
la UE-27 al 4,1% y al 4,5% respectivamente”. Como el Déficit en
España solo se redujo al 8,5% en 2011, los anónimos mercados,
Alemania, el BCE, el Banco de España, la Comisión Europea y las
agencias de calificación presionan a España para que “haga más
esfuerzos”. Y cuando el Gobierno de España, respondiendo a esas
exigencias, aplica políticas de recortes sociales para disminuir el
Déficit, todos ellos aplauden. El fantasma del Déficit Público es
la coartada para los recortes. Lo que no se destaca casi nunca es que
el Déficit Público español no se debe al exceso de Gasto Público
respecto a Europa, sino a los bajos Ingresos Públicos, y es ahí
donde deberíamos centrar nuestra prioridad.
Para el
conjunto de la UE-27 los Ingresos Públicos ascendieron al 44,6% del
PIB. En algunos países como Francia llegaron al 50,7%. En los países
nórdicos algo más: Dinamarca 56,0%; Finlandia 53,2%; Suecia 51,4%.
En España, en 2011, los Ingresos Públicos supusieron ¡solamente el
35,1% del PIB!. La diferencia de Ingresos Públicos entre España y
Francia es de 15,6 puntos. Es un abismo. Si España tuviera un
porcentaje de Ingresos Públicos similar al conjunto de la UE,
tendría unos ¡95.000 millones de euros más! para reducir su
Déficit. Si mantuviera el Gasto Público como en 2011, que fue de
43,6% del PIB, España no tendría déficit, tendría un superávit
de 1 punto del PIB, unos 10.000 millones de euros.
Al mismo
tiempo, el Boletín de Eurostat muestra cómo España no gasta más
que las demás naciones europeas. Nuestro Gasto Público es de 43,6%
del PIB, frente al 49,1% del conjunto de la UE-27. Es decir, 5,5
puntos menos. O lo que es lo mismo, 55.000 millones de euros menos de
gasto en políticas públicas, sanidad, educación, inversiones, etc.
Alemania gasta un 45,6%; Italia 49,9%; Reino Unido 49,0%; ¡Francia
55,9%!. Si nuestro Gasto Público fuera equivalente al de Francia
destinaríamos a políticas públicas 120.000 millones de euros más.
No menos gasto, sino más.
Por lo
tanto, si queremos recortar el Déficit Fiscal, lo que debe
implementar con urgencia el Gobierno es una nueva Política Económica
y una nueva Política Fiscal para aumentar los Ingresos Públicos.
Justo lo contrario de recortar el Gasto Público, reduciendo la
cobertura sanitaria, desmontando la educación pública, eliminando
la investigación, frenando la inversión pública y recortando las
políticas activas de empleo.
El aumento
de los Ingresos Públicos tiene que venir de dos componentes. Por una
parte, la recuperación de la actividad económica. De ahí la
necesidad de políticas que impulsen un nuevo modelo productivo, que
necesitan inversión pública, activación del crédito hacia la
economía real, estímulo a la innovación y políticas de fomento de
empleo. Por otra parte, una profunda reforma fiscal, que revise todos
los “agujeros” del sistema, especialmente en el impuesto de
sociedades. Este impuesto ha pasado de recaudar 44.820 millones en
2007 a 16.601 en 2011: 28.600 millones menos. Esa reforma fiscal debe
ir acompañada de políticas de concienciación ciudadana, desde la
escuela y a todos los niveles, para que el evasor de impuestos sea
rechazado socialmente como lo es un maltratador. Y también, debe
acompañarse de un refuerzo importante del control, apoyando a los
profesionales de la Agencia Tributaria con los medios precisos, para
eliminar el fraude fiscal que hurta a la Hacienda Pública alrededor
de 70.000 millones de euros.
Si no
aumentamos los Ingresos Públicos y seguimos recortando el Gasto,
vamos a seguir deprimiendo la economía española. A final de 2011,
la Deuda Pública acumulada en nuestro país, un 68,5% del PIB, sigue
siendo menor que la del conjunto de la UE27 que ascendía a 82,5%.
Italia, por ejemplo, tiene una Deuda de 120,1% del PIB. Tenemos
margen para impulsar políticas públicas mientras se aumentan los
Ingresos.
Conviene
recordar que el gravísimo problema de la Deuda en España no es la
Deuda Pública, sino la Deuda Privada, tres veces mayor que la Deuda
Pública. Para poder devolver esa Deuda tiene que haber actividad
económica y empleo. Y por eso la política económica tiene que
tener una prioridad: inversión productiva y creación de empleo y no
reducción del Gasto Público. Lamentablemente, en el primer
trimestre de 2012 la economía española ha registrado un
decrecimiento de -0,4% del PIB. El empleo se ha reducido en un 4% en
un año. Los salarios han bajado. Disminuye el consumo. Se reducen
las ventas. Se reduce la producción. Es un círculo vicioso que
requiere un cambio de estrategia.
Diversos
foros económicos y expertos internacionales defienden este cambio de
estrategia para España y para Europa. El candidato a la Presidencia
de Francia, Hollande, y el SPD alemán defienden una política de
crecimiento y estímulo frente a la política de recortes. De igual
manera cada vez son más voces las que insisten en que la UE debería
hacer mucho más, y mucho más rápido, para eliminar de su ámbito
los paraísos fiscales y establecer un mecanismo de control sobre las
transacciones financieras y la regulación de los productos
financieros, dotándose de una vez de una agencia de calificación
propia no vinculada a los especuladores. En definitiva una nueva
Política Económica Europea.
Pero, además
de esa reorientación, en España es muy urgente una nueva Política
Fiscal que nivele los Ingresos Públicos con los países de nuestro
entorno. Las Asociaciones Profesionales de Hacienda han propuesto
estrategias en ese sentido, que convendría atender. El Gobierno, los
sindicatos y las organizaciones sociales deberían impulsar una
ofensiva radical para aumentar los Ingresos Públicos eliminando el
fraude fiscal y las exenciones y desgravaciones que desvirtúan los
impuestos.
Fernando Lamata.
Público.es
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